Hembra acompañada de sus dos crías nacidas en el  año 2017.   Solamente un trabajo de seguimiento  muy exhaustivo puede determinar lo que ha sucedido con estos pequeños.

Las osas que  nacían y eran descubiertas con sus crías. El  conteo de esas osas año tras año  permitía  evaluar la evolución reproductora de  la población de osos en la cordillera Cantábrica y estimar el número de ejemplares.

En la actualidad, el censo se ha convertido en una carrera hacia la mentira.  Una mentira     basada en   ofrecer unos datos que  no son realidad.  Aumentar la población de osos contando el total de crías nacidas es un engaño, pues el oso pardo, como cualquier otra especie salvaje posee una determinada mortandad natural de los oseznos.

Incluso,  las madres que han parido, pueden perder a todas sus crías y entonces esa hembra al año siguiente volverá a reproducirse, con lo que    puede ser  contadas la misma hembra dos veces en el proceso de un censo que  técnicamente dura dos años.

En el año 2018,  el seguimiento con cámaras    de foto trampeo, permite determinar que han sobrevivido. Es entonces cuando se pueden incorporar con total seguridad al censo anual de osas con crías.

Para saber cuántas osas reproductoras hay  en la actualidad, se sumarían las reproducidas en el año 2017 y las del 2018. De esta manera se están ofreciendo censos  “inflados” que  tratan de ofrecer ante la opinión pública   la buena evolución de la población osera, cuando en realidad no es así.

Un fraude que  se utiliza ante la Unión Europea para demostrar a los burócratas de despacho en Bruselas, que los dineros que se entregan para el oso son magníficamente empleados. Sin embargo, hay un dato preocupante, de un lado, la baja  expansión  del área de reproducción en el núcleo occidental.

De otro,  la  precaria situación reproductora del núcleo oriental, que se ha  tratado de  magnificar duplicando maliciosamente el número de osas reproductoras en función del avistamiento en diferentes lugares de la misma osa acompañada de sus crías. Un burdo argumento que cada vez es más insostenible ante la verdadera situación  de los osos en esta  población oriental.

 

En 2018, una vez más, seremos testigos del  “baile de los números de los osos”,   ya se está hablando de 300, un engaño que solo tiene como objetivo  la justificación del  buen hacer con los dineros de Bruselas.