La protección del Parque Natural de Somiedo sufre desde hace unos años un declive preocupante.  Ante la continua campaña de publicidad de imagen de que este especio protegido es un modelo de  gestión en España, la realidad es bien distinta. Año tras año  el espacio sufre impactos de degradación y el oso pardo, emblema del parque, también sufre las consecuencias.

Hallazgo de los restos

Se produjo en una de las inspecciones a una zona que  ha sufrido recientemente un incendio forestal, uno más de los múltiples que han sucedido hace unos días, quema tras quema del parque natural, pero este un poco sospechoso ya que  estaban cortando madera.

Revisando la zona, Alfonso  localizó unos huesos que le llamaron la atención y que decidió analizar, resultado; eran de oso.

Así que en compañía de un Agente del Medio Natural realizaron una nueva revisión de la zona hasta que  pudieron localizar el cráneo. Era la prueba definitiva. Se trata de restos antiguos, ¿Cuántos años?,  difícil de estimar, pero no muchos.

Trampas en el entorno

En la búsqueda de los  restos del oso, la sorpresa ha sido encontrar  una trampa con restos de un jabalí  que murió en ella, muy posiblemente haya más trampas, parecen viejas, pero la del  jabalí  quizás no más de  un año. Alguien trampea en la zona y el oso es muy probable que sea una víctima antigua de estas trampas.

Alfonso con los restos del jabalí enganchados aún en la trampa.

Esta situación nos da idea de la problemática que tenemos en la actualidad con la protección del oso en Asturias. Si el mejor de los parques naturales como es el de Somiedo tiene estos problemas, cómo estarán     otros territorios.

En este caso, se ha podido descubrir   que hay un oso muerto  al lado de trampas gracias a la pericia y experiencia de Alfonso al  ver los huesos  e identificar que no encajaban con otras especies, compartiendo la información con su compañero Monchu para  certificar que efectivamente esos restos eran de oso, había que buscar más. 

Sabemos que estas actuaciones del FAPAS, lejos de  ser tenidas en cuanta como un mecanismo de colaboración por la conservación de los osos por parte del Gobierno Regional de Asturias, se convierten  en una mayor actitud de rechazo hacia el FAPAS. Pero lo tienen mal. No nos van a quitar de en medio. Los políticos que gestionan la biodiversidad de  Asturias son los que apoyan a los delincuentes, el FAPAS, al lado de quienes protegen la naturaleza.