La grabación en Vídeo de un ejemplar de oso pardo en las  montañas de Asturias, llamó tanto la atención que hasta a nosotros nos hizo dudar, confundiendo un dato de seguimiento de osos que conocemos ya  desde hace años, con la presencia de un nuevo oso caído en una trampa.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

AZAROSA

Azarosa,  era una joven hembra de oso pardo asentada en el centro de Asturias, identificada por FAPAS a través del trabajo de seguimiento con cámaras automáticas.

En el año 2005, tuvo la mala fortuna de quedar enganchada en una trampa formada por un cable de acero que casi acabó con su vida. En una situación extrema, buscó refugio    en el cercado  osero del Valle de Trubia donde se encontraban las dos osas rescatas del furtivismo, Tola y Paca.

Anestesiada y liberada de nuevo, se devolvió a la naturaleza y según los especialistas que la atendieron, las posibilidades de supervivencia eran casi nulas, presentaba un cuadro clínico de   caquexia extrema.

Sin embargo, en FAPAS no  lo dimos por perdido  e hicimos un seguimiento de la osa, localizándola  en el momento que se alimentaba de una carroña.  Azarosa no solo no murió, sino que ese año tenía a sus cachorros. Una lección de la importancia de las carroñas en la naturaleza

Pero las secuelas de  haber quedado  atrapada en la trampa, le quedarían para siempre y año tras años, hemos podido seguir su evolución hasta hoy en que casi nos despista.

Aquí la vemos con las heridas  aún sin cicatrizar del todo, pero con un peso   corporal muy bueno

Pasados los años, las marcas de haber caído en la trampa son bien evidentes

El pelo de Azarosa ha mantenido siempre la profunda marca del cable de acero al  agarrar con fuerza todo el cuerpo.

NO NOS FIAMOS.

Sabemos que la osa del vídeo es Azarosa, y que lleva marcado su cuerpo con la señal evidente de la trampa. Aun así, FAPAS va a poner en marcha un trabajo intenso de seguimiento de este ejemplar para garantizar totalmente que las marcas que lleva son las secuelas de un viajo accidente en una trampa, y no un nuevo suceso  en el que por pura casualidad haya de nuevo caído en otra.

No es fantasía. Hace unos años, en el trabajo de seguimiento, localizábamos a Chita, una osa   que habita en el Parque Natural  de Somiedo, presentaba una herida en la mano delantera derecha, con evidente síntoma de haber caído en una trampa.

Años más tarde, la misma osa volvió a ser localizada con un cable de acero colgando de la misma mano.  Era evidente que las zonas donde frecuentaba esta osa, no eran seguras.