Desde entonces, poco sabemos de lo que  está sucediendo con el osezno capturado, aunque al menos y por primera vez, el confinamiento del osezno no se ha convertido en un circo como ha sucedido con otros ejemplares   de Asturias.

Sabemos que el osezno se encuentra en una zona restringida a las visitas, que se impide  hacerse fotos con él y  sacarle el máximo partido político.  Algo parece que se va aprendiendo.

Sabemos ahora que  el osezno en el momento de la captura se encontraba  ya fuera del ámbito cercano a instalaciones humanas,  vinculado a una carroña de la que se estaba alimentando y que podía poner fin a un comportamiento anómalo derivado de la lesión que tenía en su pata y que posiblemente le forzó a sobrevivir buscando comida en lugares humanizados.

Pero de esta información tan buena, nadie se  hizo eco. Lo importante era capturarlo, poner de manifiesto la pericia de los tramperos, la efectividad del Ministerio   con su interés por la conservación del oso y satisfacer el ego de quienes reclamaban a toda costa su captura.

Y efectivamente,  aun así se  optó por la captura por cuestiones  como comentamos tales como la presión de que debía de ser capturado,  no sabemos muy bien para qué, pues la herida de varios meses hace irreversible muy posiblemente    el que vuelva a tener la pata totalmente sana.

http://www.elperiodico.com/es/medio-ambiente/20180125/capturado-el-osezno-herido-que-vagaba-por-cantabria-liebana-6577797

Puesto que se había iniciado ya   a través de una alimentación natural un proceso de reintegración a la naturaleza su captura no parece la opción más adecuada, ya que ahora   si se suelta, se  deberá de poner nuevamente en práctica un mecanismo  de  suelta asociado a  manejos que  permitan  la reintegración a la naturaleza que se había interrumpido.

Esperemos que no  nos sorprendan con la noticia de que es irrecuperable y debe de terminar asociado a algún centro de cautiverio de por vida. O que  la presencia de este osezno está vinculada al espectacular incremento reproductor del oso en el área oriental de la Cordillera Cantábrica,  una de las mayores fantasías de la biología de la conservación en España que nos venden cada año al hablar del censo de osos.

Fotos: Gobierno de Cantabria