Como estamos trabajando en la restauración de la mina de carbón, pues ya todo el mundo sabe que el FAPAS  está en la zona y durante el mes de Mayo, varios apicultores nos llamaron para que fuéramos a ver sus instalaciones   en las que  había entrado   el oso y había destrozado algunas colmenas.

La preocupación de los dueños de las colmenas  era muy grande, aunque los daños no eran cuantiosos. La  cuestión es que los colmenares  dañados, ya estaban protegidos por sistemas para evitar el  daño de los osos.

Como pudimos comprobar, los colmenares habían sido protegidos por un cercado eléctrico que no ha tenido ningún efecto positivo, el oso  entró en cada uno de los colmenares pese a esta instalación.

Lo mismo sucedió en cada uno de los colmenares a los que acudimos tras el aviso de los propietarios.

Tras la entrada del oso, los propietarios han recompuesto  las colmenas supervivientes

 

En este colmenar, el propietario retiró todas las colmenas  y decidió abandonarlo antes una situación que consideraba imposible de evitar.  Si el oso también entra pese al sistema de protección  recomendado por los   expertos en la protección del oso, es que no hay nada que hacer, o matar al oso o  dejar la actividad apícola o marcharse con las colmenas a  algún lugar donde no esté  este enemigo de los apicultores.

Este es el panorama con el que nos encontramos.

Así que hay que analizar qué está sucediendo y  el análisis es sencillo, se está dando a los apicultores una información errónea de cómo proteger los colmenares. FAPAS lleva  más de 10 años con sus colmenas entre osos y no hay daños. Hemos cerrado y enseñado a proteger los colmenares de Asturias y no hay daños.

ACUDIMOS A CERRAR CORRECTAMENTE LOS COLMENARES  ATACADOS POR EL OSO

Durante las últimas semanas   hemos protegido varios de estos colmenares  dañados por el oso y que los propietarios solicitaron la ayuda de FAPAS. El objetivo es doble, responder con rapidez a la angustiosa llamada del apicultor que está desconcertado y evitar a toda costa que se  corra la voz entre los apicultores que  el oso es un terrible enemigo contra el que no se puede hacer nada para evitar los  ataques a las colmenas.  Un mal trabajo de protección trae estas consecuencias.

Lo lamentable es que proteger correctamente un colmenar es muy sencillo, económico y  eficaz. Consiste  en colocar una malla metálica por detrás de los hilos eléctricos ya colocados,  que es lo que estamos haciendo   en esta fotografía.

El oso al meter la cabeza entre los hilos da con el hocico en la red y toca los cables con electricidad, su reacción es inmediata, tira para atrás y  desiste de entrar. Si no hay tela metálica, mete la cabeza entre los hilos y cuando le da la corriente  empuja para adelante y entra. Una vez dentro  obtiene recompensa  alimenticia, así que aprende y entra  aún con  el cercado eléctrico instalado.

Mientras trabajamos, Ana, la dueña de las abejas  recoge un enjambre, tiene  que recuperar las colmenas destruidas por el oso.
Iván trabaja en la colocación de la tela metálica que debe de rodear por completo al colmenar

Finalmente, hemos tenido que construir un nuevo cierre con varillas de hierro para sujetar todo el segundo perímetro de protección. Un doble trabajo ya que el apicultor   construyó un robusto cierre con postes de madera. Si hubiera tenido una información correcta desde un principio, todo hubiera sido más fácil y eficaz.

Pero bueno, la cuestión es que ya está solucionado. Así dejamos el  colmenar, correctamente cerrado pero sin colmenas. Ahora toca  esperar a que   el apicultor vuelva con sus colmenas  a su pueblo, donde podrá cosechar una miel de gran calidad, pero a la vez sus abejas favorecer la polinización del hábitat donde el oso comienza de nuevo a  aparecer gracias al proceso de expansión que está teniendo al sur de las montañas cantábricas.