En Junio de 2016, el osezno presentaba este lamantable aspecto

 

Desde ese momento hasta finales de 2017, hemos podido seguir su evolución.  Y sin duda,  está salvado de lo que parecía ser una muerte segura.

La conservación del oso en la Cordillera Cantábrica, no puede ser solamente contar cuantos osos hay, engatusar con cifras infladas para demostrar que todo va  muy bien.  Ocultar rápidamente los incidentes de osos muertos.

Evitar dar mayores explicaciones técnicas de necropsias o reconocer que los accidentes de caza son algo inevitable.

Proteger al oso es  evitar todo eso y cuando se encuentra un problema, darle solución, pero  sobre todo, garantizar la supervivencia de  la especie, aunque sea un pequeño osezno, cada ejemplar muerto es un paso atrás, cada uno que sobrevive, un paso adelante.