Una de las claves para que esta osa sacara a sus cuatro cachorros adelante ha sido su hábito a moverse en la noche, una actividad mucho más segura que dada su experiencia como buena  criadora  ha debido de aprender a lo largo de los últimos años.

Esta imagen de finales de Abril es la última en la que hemos podido localizar juntas a la madre y los cuatro oseznos, comprobando que todos se encuentran en un magnífico estado. Nos imaginamos lo que habrá sido la osera donde han pasado el invierno, una pequeña cueva donde por mucho frío que hiciera afuera,  se han resguardado dándose calor  entre ellos, vamos, ¡menuda bola de pelos!

En Mayo, las crías  ya se han separado de su madre y rondan los lugares donde han aprendido a conocer   que hay alimento. Y quizás por su falta de experiencia y desconocimiento de riesgos,  no son tan precavidas y se dejan ver también durante el día.

Lo cierto es que  con su tamaño ya no son tan vulnerables y  depredadores como el águila real  no podrían con ellas, así que tomarse un descanso dentro del bosque no supone mayor riesgo.

Mamá busca novio

Y mientras tanto, mamá ya está de nuevo iniciando su ciclo reproductor y a mediados de Mayo, la podemos localizar  con uno de sus novios para volver a  tener a sus pequeños  en el próximo invierno.

Las osas suelen aparearse con varios machos, así que  es muy posible que los cuatro oseznos no todos sean hermanos, sino más bien hermanastros, lo cual es biológicamente muy bueno, sabia que es la naturaleza, que de esta forma   se produce una mayor variabilidad genética en la población de osos.

Mamá osa  va seguida de un gran macho que la corteja.

Y mientras, cada uno de los oseznos se dedica a lo suyo, a buscar comida dentro del bosque, metiendo las narices en todo aquello que  huela interesante.

Y si hay algo interesante dentro del bosque es una colmena, aunque esta no está  en el interior de un árbol, es una de las que FAPAS instala para polinizar y resulta irresistible acercarse a ella para averiguar si hay algo comestible.

Las cámaras del FAPAS han podido realizar el seguimiento de esta prolífica  familia siendo  la primera vez que se documenta  en la Cordillera Cantábrica. Una  productividad   que posiblemente tenga mucho que ver  con la excepcional calidad ecológica de estos montes del norte de España donde  se comprueba también con frecuencia la  presencia de osas acompañadas  con tres crías.

El control y la vigilancia es aún hoy una necesidad prioritaria para garantizar  la buena evolución de la población de osos en el norte de España. El censo de las osas reproductoras sigue siendo clave para conocer de manera eficaz  su evolución.  Más  ahora que vemos la torpe manipulación que se está haciendo a través de censos genéticos  con los que   se trata de aparentar que la población osera es ya muy grande. 

Una osa cantábrica duerme mientras junta a ella juegan sus crías.

FAPAS es la única ONG independiente que trabaja en la conservación del oso pardo que está denunciado el fraude de los censos oseros, realizados con técnicas de recogida de muestras biológicas y genéticas manipuladas para aparentar que hay muchos más osos  que en la realidad y revalorizar así las inversiones millonarias que durante años se están realizando para proteger a los osos y cuyos resultados en muchos casos son más que dudosos.