Después de pasarse la jornada tranquilamente en el fondo de su nido, nuestro amigo explora en zigzag los prados y linderos de la campiña atlántica, cambiando sin cesar la dirección y la velocidad. Su oído es tan fino, que es capaz de escuchar una lombriz deslizarse bajo las hojas secas. No podemos decir lo mismo de sus ojos, así que para localizar sus presas, prefiere olisquear el suelo paseando su hocico ultrasensible, de derecha a izquierda, como si fuese un detector de metales.

El campeón del sprint

Cuando el erizo no tiene prisa, su “hábito de pinchos” camufla sus largas patas, dando la impresión de que se desliza sobre el suelo. Pero que no te engañe: cuando eleva su suspensión hidráulica, puede llegar a alcanzar los 7,2 km por hora… por lo que un humano dando zancadas, andaría muy justo para seguirle el paso. Por eso, y debido a su pequeño tamaño, son detectados muy pocas veces por nuestras cámaras de fototrampeo, al cabo del año.

Adivina donde estoy.....

¿SABÍAS QUE…?

Estos insectívoros resultan inconfundibles por su recubrimiento de púas, y la facilidad de hacerse una bola cuando son molestados.

Las espinas del erizo están incrustadas sobre un enorme músculo circular a modo de gorro (panícula carnada) que al contraerse mediante otro músculo (el orbicular), eleva las púas sobre su espalda, en mayor o menor medida según el peligro detectado, llegando a cerrar completamente su armadura.

Las 7.500 púas del erizo son tan sólidas y están tan bien sujetas sobre su piel que teóricamente sería posible suspenderlo en el aire por una sola de ellas.

A las tres semanas de nacer, los pequeños “bebes erizo” ya están cubiertos de pinchos de color pardo, y saben enroscarse como una bola.

Pero por desgracia, este tipo de defensa no resulta útil contra los coches 

(Y mucho menos contra el metaldehido...)

Las púas del erizo son ultrarresistentes, huecas, rígidas y prácticamente indeformables. Se mantienen durante 18 meses, siendo reemplazadas rápidamente por otro pincho. Los erizos son grandes escaladores, y para bajar se dejan caer en el vacío, incluso desde una altura de 8 metros sin sufrir rasguños (la base de sus pinchos, en forma de codo hace la función de resorte, amortiguando el golpe).

En Suiza, 439 km de carreteras y autopistas fueron estudiadas durante 5 años, llegando a la conclusión de que los coches matan como media, cada año, un erizo cada 300 metros, siendo por tanto su principal factor de mortalidad, los atropellos en la red viaria.

Los erizos son animales totalmente nocturnos. Un ejemplar que caza o merodea en pleno día, suele ser un individuo enfermo, o un joven abandonado al que el hambre ha obligado a dejar el nido. El erizo que aparece en el vídeo de este nuevo apartado "LA VENTANA INDISCRETA", fue rescatado en el patio de nuestra casa, en los montes de Teverga, y puesto en libertad en los propios alrededores, ya que aunque es un escalador de primera, especialista en “caída libre”, a veces los muros se le resisten,  si son demasiado lisos para trepar.

Toda esta información el erizo, y mucha más,  puedes consultarla en EL CARABO, la revista más leída de las madrigueras.