Le podemos encontrar en cualquier lugar del bosque, o mejor dicho, él nos encontrará a nosotros, pues en cuanto un intruso entra en los dominios de  los habitantes del mundo forestal, el arrendajo da de inmediato la señal de alarma.

Es un incansable trabajador para que el bosque se mantenga, se recupere después de un incendio o simplemente incremente su superficie con nuevos árboles. Planta gratuitamente miles de árboles a lo largo de su vida. Una vida que para muchos no vale nada.

Cada vez que esconde una bellota en un rincón del suelo, la semila  obtiene la posibilidad de germinar y convertirse en un árbol. Y aunque es un córvido protegido, muchos le miran con malos ojos acusándolo de cometer estragos entre otros animales.  Nos preguntamos ¿causa estragos o equilibra el ecosistema?.

  

 

 

 

  Para otros, su mayor utilidad es  adornar con sus plumas los sombreros de caza.

 

Desde el FAPAS queremos rendir un homenaje a esta importante especie forestal,  poco conocida y escasamente  observada, pues aunque ruidoso es  esquivo.

Este pequeño vídeo recoge momentos secretos de su vida en el bosque. Son las cámaras del FAPAS.