De las más de 60 Ha. de superficie   compradas, se  ha actuado sobre unas 20  hectáreas, aquellas que presentaban los suelos más degradados, sobre los que  apenas creció vegetación en los últimos 30 años.  Estas zonas han sido  todo un reto para plantar.

Ver crecer un pino silvestre o un abedul en un terreno de puro escombro compactado por el paso de los camiones y donde en  años solo han podido crecer  unas hierbas  que apenas necesitan una mínima cantidad de materia orgánica parece un milagro. Pero se puede.

Hemos probado diferentes técnicas de plantación, manual y con máquinas.  El mejor método, aquel que  genera menor movimiento de tierras y mantiene mayor humedad en los tremendos meses de verano donde no cae una sola gota de agua, como si fuera un desierto.

Plantar en suelos tan  difíciles y con  la seguía  permanente de varios meses solo ha sido posible  con la instalación de todo un sistema de riego autónomo, que  comienza con la instalación de una estación de bombeo alimentada por energía solar. Se debe  garantizar que  lo plantado recibe  periódicamente la suficiente cantidad de agua para  sobrevivir y crecer.

Muchas minas de montaña poseen pequeños embalses  que al retener el agua de la lluvia, fuentes, manantiales o pequeños arroyos  se han ido creado  de manera espontánea con los movimientos de tierra de la actividad minera.  Nuestra mina tiene dos y  hemos aprovechado para  captar de ellos   el agua para todo el sistema de riego. Desde la lancha, instalamos la bomba de sondeo que enviará  el agua hasta los  depósitos situados  a más de  400 metros de distancia que almacenan 8.000 litros de agua. Durante el día la bomba sube el agua a los depósitos y durante la noche interviene  el sistema autónomo de riego regulado por electroválvulas.

¿Qué tratamos de demostrar?

Que  la mayoría de las restauraciones mineras en espacios de alto valor ecológico, tal como se están llevando a cabo  en la actualidad, son en realidad meras  actuaciones paisajísticas, es decir, se trata de ordenar lo destruido y dejarlo más o menos “guapo estéticamente”.  Son  supuestas actuaciones ambientales  en las que se  utiliza una gran cantidad de maquinaria que supone  una actividad cara y lucrativa, pero que apenas aporta beneficio  a la biodiversidad.

Mina de carbón a cielo abierto restaurada. Vemos una  nivelación escalonada de terrazas  que tratan de recomponer el paisaje. En la naturaleza, precisamente este paisaje ordenado no existe. Normalmente, estas actuaciones millonarias terminan con una revegetación de hierbas que  están verdes  el día de la inauguración de la actividad. Luego, el terreno  quedará abandonado y será la naturaleza a lo largo de años quién se encargue de conseguir que surja la vegetación si el suelo lo permite.

Proyecto realizado con el apoyo de: