Cuando llega la época de celo, los machos van detrás de las hembras y en ocasiones sufren encuentros en los que se pelean, pero parece ser que el mayor comportamiento de relación entre machos está vinculado a los indicios y señales, marcas que dejan de su presencia.

Nunca   a lo largo de los últimos 40 años se ha podido descubrir que  osos adultos  se maten entre sí en esta época de  celo, una circunstancia que las administraciones y algunos técnicos han esgrimido para  eludir responsabilidades por la muerte de osos en extrañas circunstancias, muertos a tiros o envenenados.

 

Sin embargo, sí es posible conocer  entre ellos su comportamiento. En esta época de celo, dando fuertes pisotones sobre el terreno y dejando  en el suelo  las señales de  su paso a través de las glándulas que poseen en la planta de sus pies, o frotándose en los árboles.

Las cámaras del FAPAS ponen en evidencia una y otra vez a las  administraciones, pues las imágenes que captan son realmente evidentes de comportamientos singulares, pero en nada  tan agresivos como se nos trata de decir cuando aparecen osos muertos.

 

 

MIEL DEL FAPAS