La referencia la encontramos en el año 2012 con el caso del oso abatido  en una cacería de jabalí en la montaña palentina. Ya de mano, el  suceso fue trasladado a la vía administrativa, al no ser considerada negligente ni imprudente la acción del cazador (pese a quedar demostrado que el campo de tiro estaba libre de obstáculos, y que había disparado a una distancia aproximada de 100 metros, con mira telescópica).

En primera instancia, el cazador fue sancionado por la delegación territorial de Palencia con una multa de 5.000 euros, sufriendo ya una reducción inmediata de 1.000 euros sobre el mínimo legal, en base a la ausencia de agravantes (malicia y transcendencia social). Finalmente, después de recurrir el caso, el cazador se vio libre de toda sanción.

Restos de sangre de un oso adulto tiroteado en una batida de jabalí en Polentinos (Palencia), el 14/10/2012. El ejemplar Permaneció inmóvil durante 30 min., rodeado de perros y cazadores. El volumen de sangre que se observa en la fotografía resulta incompatible desde el punto de vista médico, con la supervivencia del ejemplar.  El cadáver no apareció, así que para la Junta de Castilla y León es un oso vivo, y por lo tanto sigue sumando efectivos en sus propagandísticos censos de población.

 

¿CUÁL  ES EL ORIGEN DE ESTA SITUACIÓN?

Viene de largo. Para el núcleo oriental, el cúmulo de accidentes y desgracias para el oso fue inaugurado el 30/10/1988 con el pobre “Rubio”; uno de los machos dominantes del núcleo oriental que fue abatido en una cacería ilegal de corzo, alegando defensa propia.

Ya entonces la  Administración leonesa  trató la muerte de este animal como una circunstancia jocosa, tanto, que dió autorización  para   comerse la carne del ejemplar muerto pese a ser una especie estrictamente protegida por la Ley.

Histórica fotografía del oso el Rubio, cuyo cadáver  finalmente fue  tirado al basurero de Barruelo de Santullán en Palencia. La piel y la cabeza se la quedó la Junta de Castilla y León  como trofeo. Solamente el FAPAS llevó antes los tribunales  al autor de los disparos que causaron la muerte del oso.

Desde entonces un  cúmulo de osos muertos han aparecido reiteradamente en las montañas palentinas; nunca se ha  detenido  a ningún autor de estas muertes.

La  defensa de la caza en zonas oseras ha sido una máxima de la Administración de Castilla y León con el  permanente apoyo de la Fundación Oso Pardo que ha liderado durante años la  conservación del oso en este territorio en una estrecha connivencia económica y política con la Administración Regional.

FAPAS lleva dando la voz de alarma desde hace años sobre las batidas de jabalí, y sus consecuencias nefastas para el oso; tanto por los accidentes de caza, como por su efecto perturbador en las zonas de alimentación y reposo otoño-invernal.

En el caso del núcleo oriental, los números no engañan; lo normal es que los 2 o 3 osos que aparecen muertos cada año, sean producto, oficialmente, de la muerte natural, peleas entre osos, o, algún desafortunado tropezón, debido a lo accidentado del terreno, como el caso del oso aparecido en los Redondos, el 04/09/20, en medio de un canchal. A esto hay que añadirle los accidentes de caza.   Cuando llegan a saberse, siempre son fortuitos, salvo aquellos casos en los que la imprudencia del cazador pueda quedar demostrada, como si esto último fuese posible, sonando más bien a demagogia barata.

Para FAPAS la cosa está clara. Debemos aceptar que la mortalidad por causas humanas, en la parte oriental de la Cordillera, debe ser reconocida como el principal factor de riesgo para el prácticamente desaparecido núcleo oriental: una población posiblemente 9 veces menor que la occidental, en la que la aparición de osos muertos sigue siendo más numerosa que en Asturias (su principal área de distribución en el núcleo occidental).

El núcleo oriental de la Cordillera Cantábrica, presenta unos valores de mortalidad muy superiores a los que se presuponen en una población viable, propiciados por una continua persecución directa, libre de sanción, en un territorio en el que hasta los criterios de uso de las áreas críticas, incumplen los planes establecidos en las Estrategias de Conservación de la Especie. ¿Negligencia de los cazadores o prevaricación de los mismos gestores encargados de su conservación? ¿Qué pasa cuando los verdaderos delincuentes forman parte de la propia Administración?.

12/12/2014. Macho adulto localizado en un arroyo en la localidad de Muñeca de la Peña (Palencia). El oso muere durante su traslado al zoo de Cabárceno en Cantabria, despùés de múltiples chutes de anestesia, y una agónica espera.  Cómo siempre,  todo el proceso está rodeado, de posibles neglijencias, incluida la propia necropsia. El oso presenta múltiples heridas compatibles con armas de fuego,  en sus extremidades anteriores y posteriores, sin que durante el juicio hayan podido mostrarse como prueba unas simples radiografias. El Fapas se personó como acusacion particular, y hoy en dia el caso sigue abierto.