En cuatro ocasiones desde  el año 2004, FAPAS solicitó a las administraciones que se aplicara el Reglamento de la Unión Europea para permitir  la vuelta de la alimentación natural de la fauna silvestre mediante el consumo de carroñas.

Imposible. El negocio de la recogida de cadáveres por parte de las empresas públicas privaba sobre la conservación de la biodiversidad.  De esa actitud  política, heredamos ahora toda la conflictividad generada sobre especies salvajes como el lobo.

Al menos,  hemos podido trabajar en la conservación de los buitres, evitando entre otras cuestiones que en Asturias  esta especie   se convirtiera en objeto de  acusaciones sobre falsos ataques al ganado.

 

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