Un total de  18 fincas de montaña han sido donadas al FAPAS  para participar en los trabajos de conservación que hacemos con la campaña Frutos para el Oso.

En general se trata de fincas cuyos propietarios ya no hace uso de ellas por no desarrollar actividades agrarias o haberlas  recibido en herencia sin que  tampoco hagan uso de ellas.

Los donativos de fincas suponen una extraordinaria oportunidad de favorecer las plantaciones de  árboles productores de frutos en zonas alejadas de los núcleos  habitados.

Esta semana hemos procedido a la plantación de la primera de estas fincas. Un  prado de 1.300 metros cuadrados situado en una fértil vega al lado del río. Un lugar excelente para la plantación de frutales.

El entorno a la finca es un magnífico bosque de robles que  el oso comienza a utilizar en su reciente presencia en  la Omaña.

Una estrecha franja de antiguas fincas de cultivo, ahora utilizada  únicamente por ganado que pasta en ellas, se encuentra  rodeada de un  robledal de rebollo, Quercus pyrenaica que este año  ha producido una estupenda cosecha de bellotas.

Incrementar en estos terrenos la disponibilidad de alimento para el oso con manzanas, peras o ciruelas debe de ser un objetivo prioritario para hacer del valle un lugar más interesante para el oso a partir del incremento de la diversidad de recursos alimenticios.

 

 

 

PLANTADOS CON LA AYUDA DEL PROYECTO FELIS

Esta pequeña finca está plantada con   la colaboración de la ONG Felis que  hizo este año una  visita a Asturias para conocer de cerca los valores ambientales de la Cordillera Cantábrica.

Para compensar las emisiones de CO2 de su viaje,  han financiado la plantación de 14 frutales que  permitirán la absorción de 2,24 toneladas de CO2 al año y producirán  una media de 840 kilos de fruta al año.

La plantación, al estar en una zona con fuerte presencia de vacas   ha sido realizada con el mayor nivel de protección para evitar que los árboles sean dañados. Lo más importante es garantizar su supervivencia de acuerdo  con la estrategia de FAPAS, plantar poco, pero bien. Lo importante no es la cantidad, lo importantes es la calidad de plantación.

Cada árbol tiene un primer nivel de protección que es un tubo protector aireado  para evitar el calentamiento de la planta  durante el verano y que sirve de guía para que crezca derecho.

Posteriormente se  coloca el segundo nivel de protección que es un protector metálico cactus  sujeto con varillas de hierro que evitan que el ganado   termine destruyendo la planta.

Dentro de cinco año, estos árboles estarán ya crecidos, floreciendo en primavera y produciendo las primeras frutas que el oso podrá consumir si pasa por la finca. Si no,  toda la fruta es aprovechada por  la fauna silvestre, desde herbívoros a  carnívoros y en especial los insectos. Nada se va a desperdiciar.

También es una campaña del FAPAS para hacer plantaciones con futuro. No más plantaciones de plásticos vacios en las montañas.

QUE NO SE REPITAN ESTAS LAMENTABLES IMÁGENES

Cientos, miles de tubos de plástico abandonados en el monte. Vacios, donde  después de décadas  no ha crecido ni un solo árbol. Presupuestos millonarios    bajo la imagen de la protección de la biodiversidad totalmente despilfarrados.