Podría sorprender esta imagen de una osa comiendo bellotas de encina.  Históricamente, los expertos   que han estudiado al oso pardo,  han planteado que el mejor hábitat se encuentra en los bosques  caducifolios.

Pero se da la circunstancia que la singularidad de las montañas cantábricas permiten la presencia de importantes manchas de encina, una especie más vinculada con el clima mediterráneo.

Ahora podemos comprobar que el oso utiliza también este recurso forestal para obtener alimento de sus bellotas, tal como  han hecho   miles de osos durante cientos de miles de años en gran parte de España, desde las montañas de Cádiz hasta las asturianas.

Es otoño y las bellotas de encina ya están maduras en las zonas bajas de algunos valles de Asturias. Mamá osa enseña a sus crías donde encontrar este importante alimento que se unirá a  bellotas de roble y castañas. Cada vez conocemos mejor al oso pardo y podemos comprobar que su hábitat es mucho más amplio del esperado por los expertos. Hay muchas montañas de España donde las masas forestales, aunque no sean de roble y haya, pueden  albergar ya la presencia de los osos.