A las 11,20 de la mañana, saltaban las alarmas. Un ejemplar de oso pardo se encontraba herido en una carretera del centro de Asturias, en el Concejo de Proaza.

La zona, forma parte de una de las más importantes áreas de reproducción que actualmente existen en la Cordillera Cantábrica. Sabemos que en cualquier momento, por  diferentes circunstancias puede aparecer un oso herido.

El territorio es muy abrupto y la carretera posee un tráfico en ocasiones importante. Son  componentes que puede   motivar esta presencia no deseada, pero inevitable en una población de oso que cada año crece un poco más y afianza su recuperación.

Es por ello que se debería de estar preparado ante una  circunstancia negativa  hacia el oso. Pero no es así. No hay preparación alguna. No hay protocolo de actuación.

Todo queda a la improvisación y a la buena voluntad de quienes participan en los rescates de osos.

Pese a los millones de euros invertidos en el oso, muchos derrochados o tirados directamente a la basura en acciones de maquillaje y propaganda política,  Asturias que posee la mayor parte de la población osera, carece de la más mínima infraestructura para atender estos casos.

El de hoy, uno más en el que el ejemplar termina muerto.

Ahora vendrán las justificaciones. Sin duda, la osa estaba herida, era evidente, pero el rescate  de un ejemplar tan valioso  en el que se inviertes cientos de miles de euros en su conservación no puede  quedar sujeto  a la más absoluta precariedad.

 

Os contamos el rescate:

11,20 de la mañana,  aviso de la presencia de la osa herida.  Camina por la carretera con evidentes síntomas de dificultad, necesita ayuda.

La ayuda operativa llega a las  cinco menos cuarto de la tarde iniciando la captura mediante anestesia para trasladarla a una clínica veterinaria de Oviedo donde estará en compañía de perros, gatos o loros.  En el camino muere. Fin de la historia.

Resulta inadmisible a estas alturas no disponer de un protocolo eficaz de intervención ante osos heridos.

No es el primer caso en el que se le suministra la anestesia después de horas de espera a un oso que debe de estar sometido, además de  a las  disminuciones físicas de las heridas, a un enorme estrés corporal. Justo,  los ingredientes perfectos para que la anestesia actue como un factor determinante de colapso físico.

Y si no hubiera muerto, el traslado  de un animal salvaje, en este caso una osa de 90 kilos de peso a una clínica sin instalaciones adecuadas para recibir fauna salvaje de estas características que   deberá, tras su recuperación ser reintegrada a su medio natural, porque la Administración de Asturias se niega a construir unas instalaciones  adecuadas a las necesidades de recuperación de los osos.

Esta, es lamentablemente la realidad de la conservación del oso en Asturias, una razón más para pedir que en esta región  se produzca un profundo cambio en la gestión de la biodiversidad.

 

DURANTE CASI SEIS HORAS ESTA HA SIDO SU AGONÍA. Impotentes ante la  incapacidad de intervenir por falta de medios.

 

Este Señor es el Vice Consjero de Medio Ambiente, responsable de que  el rescate de esta osa haya tardado casi seis horas pese a encontrarse a unos metros  de una carretera.

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